Esta pintura de los finales del siglo XVIII del primer presidente de los Estados Unidos es frecuentemente una de las obras que la mayoría de visitantes están deseosos de ver. La historia de la pintura es única. George Washington sí posó para un retrato por Gilbert Stuart, lo cual resultó en tres retratos primarios: el Landsdowne (un retrato de cuerpo entero del presidente de pie), el Vaughan (un retrato de cintura para arriba del lado derecho del presidente) y el Athenaeum (presentando al lado izquierdo del presidente), del cual el retrato en la colección es un ejemplo.
Una representación conocida del presidente, y una que ha sido capturada indeleblemente en la memoria colectiva como la imagen de Washington, es quizás más distinguida no sólo por la tonalidad rojiza de la cara del sujeto, pero por su boca y labios visiblemente hinchados. Los historiadores atribuyen este detalle a un tratamiento dental reciente que Washington, quien sufrió de problemas dentales toda la vida, justo había completado en ese tiempo.
Mientras que la leyenda cuenta que Washington tenía dientes de madera, la verdad es que el presidente tenía una dentadura echa de dientes humanos, incluyendo algunos extraídos de la gente esclavizada perteneciendo al propio Washington. Mientras que hay algo de documentación indicando que Washington compensó financieramente a las mujeres y los hombres esclavizados por los dientes que se les quitaron, como gente esclavizada, es probable que no hubieran tenido opción de rechazar la solicitud.
Para más información sobre los retratos de George Washington por Gilbert Stuart y la historia de Washington con la esclavitud, visite www.mountvernon.org.