Las luciérnagas son pequeños bichos voladores con un llamativo brillo que danzan por el cielo nocturno. Para muchos de nosotros, cuando vemos a las luciérnagas por primera vez, su presencia mágica se convierte en un gran recuerdo que guardamos por mucho tiempo. La esencia de esta memoria queda plasmada en la preciada instalación de “sala infinita” de Yayoi Kusama, Tú que estás siendo obliterado por una multitud de luciérnagas danzantes.
Las luciérnagas tienen una larga historia en el folclore y la mitología en muchas culturas y se consideraban remedios contra el veneno y el mal. Inspirando esperanza y guiando, estas criaturas también eran símbolos del renacimiento y la pureza. Aunque no todas de las más de 2000 especies de luciérnagas brillan, las que sí lo hacen gracias a la luciferina, un compuesto emisor de luz que usa el oxígeno para generar la bioluminiscencia. Se dice que la luz intermitente ayuda a los insectos a comunicarse, a buscar pareja o a disuadir a los depredadores. En la tradición victoriana, si una luciérnaga entraba en su casa, era un presagio de que alguien de la casa moriría pronto. Menos mal que esa tradición ha pasado.
Sumérjase en la multitud danzante de luciérnagas del Phoenix Art Museum, sin profecías de muerte inminente. Pasee por esta instalación y experimente la felicidad y la esperanza de un buen año por venir.
